Discurso que tuve el honor de redactar para mi curso, egresados promoción 2011.
Bueno, ha llegado el momento, aquel preciso instante en que el adiós es definitivo, y que por última vez la reunión del curso se hace de manera uniformada, ordenada, y con todos presentes.
El tiempo se fue volando, los años fueron pasando y el curso fue variando. Hoy, viendo en retrospectiva, no puedo creer que esto vaya a terminar. Parece que fuese ayer, cuando nos mandábamos mensajitos secretos en el buzón de la Miss Maggy en cuarto básico, o cuando íbamos a patear las enredaderas para que cayeran al suelo las chinitas, y jugar con ellas. Cuando el curso se dividía en dos en los recreos, y los hombres siempre terminaban pillando a las mujeres, o cuando sufríamos con las interminables pruebas del Teacher Eduardo, tan largas como sus actos. Cuando éramos pequeños e inmaduros, o bueno, más inmaduros que ahora. Cuando aún nos quedaba un largo camino por andar, con caídas, con risas, con problemas y con soluciones, pero por sobre todo, con aprendizajes.